28 may 2009

REFLEXIONES SOBRE LA NUEVA LEY DEL ABORTO

¿SÍ AL ABORTO?
No hace mucho tiempo que saltó a los medios de comunicación la noticia de una nueva ley que regulase el aborto, propuesta desde el ministerio de igualdad. Este tema, siempre polémico, ha puesto los pelos de punta a muchos españoles conforme se ha ido conociendo algunos de los puntos que dicha ley contempla. Resulta llamativo que en tiempos tan revueltos y confusos, como los que la sociedad española está viviendo debido a la crisis económica que padecemos, se saque a la palestra, precisamente ahora, una cuestión que a nadie deja indiferente.
Hay muchos que defienden el aborto en varios supuestos: malformación del feto o peligro para la vida de la madre, que el embarazo se haya producido como consecuencia de una violación o que suponga un grave problema psicológico para la madre. Si nos atenemos escrupulosamente a la ley, los dos primeros supuestos serían comprendidos por muchos, aunque claro, para los juristas y gobernantes no tendría sentido crear una ley que regulase estos casos, pues son tan pocos en una escala porcentual que apenas suscitarían el interés del pueblo, de los legisladores o de quienes queramos. Todo pues, se sostiene en ese tercer supuesto, “el daño psicológico”, que es una especie de cajón de sastre donde cabe todo y que produce sustanciosos beneficios a las clínicas privadas, que son las que los practican. Cuando algo origina unos dividendos de más de 500 millones de euros al año se comprende que se defienda a capa y espada, por parte de quienes no tienen conciencia, apoyándose en argumentos tan peregrinos como los archiconocidos “es mi cuerpo”, “yo como mujer tengo derecho a decidir sobre él”… estas y otras razones faltas de sentimientos son las más utilizadas por parte de quienes piensan que convertir el útero materno en la tumba del hijo es dotar a la mujer de libertad. ¡Dios mío! Convertir a la mujer en asesina ahora es darle libertad y derechos. Si desde el gobierno se mirase por el bienestar de la mujer, y ya que tan europeos queremos ser, se harían infraestructuras sociales como las de Escocia, donde se busca un trabajo a la madre soltera necesitada de él y se le facilita el acceso a una vivienda durante el tiempo necesario. Eso sí es buscar una alternativa al aborto, eso sí es preocuparse por la mujer, pero claro, para eso hace falta dinero y un poquito de seso en las cabezas pensantes que nos dirigen. En vez de ofrecer soluciones que apuesten por la vida, nuestra ministra de igualdad, ¿Bibiana o Bibiano? propone el aborto libre hasta la semana catorce de gestación, ya que, no sé en qué datos científicos se ha apoyado, un feto es en ser vivo aunque no un ser humano. Ante esto, me pregunto alarmada ¿será vegetal, espectral, alienígena…? ¿Cuándo surgirá en él la esencia humana?

Ahora comprendo porque las chicas de dieciséis años, que necesitan autorización paterna hasta para salir del recinto del instituto donde cursan sus estudios, podrán, gracias a esta nueva ley, acabar con la vida de ese ser humano de naturaleza dudosa si así les viene en gana. ¿Y todo para qué? Para que en tiempos de crisis nos evadamos de nuestros problemas financieros gozando de unas relaciones sexuales mucho más libres y placenteras pues ante el peligro de parir a las cuarenta semanas, podremos librarnos de “eso” por el módico precio de unos cinco mil eurillos de nada.

Es de una poca vergüenza supina lo de estos personajes. Así que para sacrificar a un cerdo en un matadero se hace necesario respetar rigurosamente todo un protocolo que evite el dolor y el sufrimiento del animal, pero luego a la hora de matar a un niño en el seno materno -sí señores, eso es el aborto- podemos elegir entre varios métodos terribles: inyección de solución salina para despellejar vivo al feto, succionarlo o aspirarlo después de haber ido minuciosamente troceándolo… Se me pone la piel de gallina cuando pienso en tanto sufrimiento. A esto responderán algunos que el feto no siente dolor hasta haber entrado en una etapa más avanzada de la gestación. ¿Es eso la justificación que necesitamos para sentirnos menos miserables? ¿Se puede acabar con la vida de un ser humano si este no siente dolor mientras se hace? Creo que no. Nunca hay razón para matar a otro ser vivo. Pues si bien ese niño se está desarrollando en el útero de una mujer, es un ser distinto a la madre. ¿Puedo decidir qué hacer con mi cuerpo? Con tu cuerpo sí, pero no con el de otra persona.
Si vas caminando por la calle y observas que un adulto intenta suicidarse…¿Qué harías? La respuesta es obvia, tratar de evitarlo por todos los medios, porque es lo natural al ser humano, defender la vida. Si se nos pregunta qué nos parece que se protejan especies animales en peligro de extinción, todos diremos lo mismo: “es necesario y justo”. ¿Por qué entonces la vida de un niño tiene menos valor? Simplemente porque detrás de estos crímenes hay toda una industria que mueve muchísimo dinero. Ya lo dijo el poeta del XVII, “poderoso caballero es don dinero”.
No hace falta ser católico, ni de derechas ni de ninguna ideología concreta para defender la vida y no la muerte, creo que el único requisito para ello es pararnos a pensar por nosotros mismos, sin que nos aleccionen, ¡que no somos borregos!… No existe justificación para ejercer la violencia contra el ser más indefenso.
Por esta razón, si deseáis más información sobre este tema, o si queréis colaborar en la medida de vuestras posibilidades, os sugiero que contactéis con las asociaciones “Hazteoir.org” o “derecho a vivir”. Yo ya formo parte activa de estas plataformas antiabortistas y os aseguro que os orientarán de forma rápida y sencilla sobre lo que tú puedes hacer para ayudar.

Gracias a todos por la paciencia que habéis demostrado al no saltaros ni una sola línea de este escrito.



Rosa Mª Caballero Muñoz
Junta Local PP Riotinto

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