DESPEDIDA.
Cuando la muerte llega es inevitable que te pille desprevenido, aunque en ocasiones se vea venir. Eso es lo que a tantos de nosotros nos ha sucedido con el fallecimiento de D. Emilio Santos, un hombre entrañable para Riotinto por muchos motivos.
“Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere da mucho fruto”, con estas palabras del Evangelio de San Juan (12, 24) se podría describir a Emilio. Como persona, siempre le recordaremos con esa sonrisa franca y sincera que acompañaba de un gesto cariñoso para todos; como maestro, supo transmitir a sus alumnos y compañeros el verdadero amor por la enseñanza, y como miembro activo de la parroquia, siempre puso su vida al servicio del Evangelio, de esa buena noticia que nos transmitió a tantos y que le hemos visto llevar a la práctica cuando la ocasión lo ha requerido. Verdaderamente fue un hombre que supo aprovechar los talentos que su Señor le encomendó.
Por todo esto, no queremos entristecernos, pues como decía San Pablo, “morir es con mucho lo mejor”, y Emilio ya se encuentra disfrutando en la presencia de Dios de la merecida recompensa a su carrera. Esperamos que el testimonio de vida que este hombre sencillo nos ha dejado, nos sirva para aprovechar más y mejor todo lo bueno que tenemos cada día y por lo que deberíamos sentirnos afortunados y dar gracias.
Riotinto ha dado a luz a muchos hijos ilustres por una u otra razón, sirvan estas líneas como sentido homenaje a todos los que con su presencia han conseguido o consiguen que este mundo sea un poquito mejor.
Junta Local PP.
Cuando la muerte llega es inevitable que te pille desprevenido, aunque en ocasiones se vea venir. Eso es lo que a tantos de nosotros nos ha sucedido con el fallecimiento de D. Emilio Santos, un hombre entrañable para Riotinto por muchos motivos.
“Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere da mucho fruto”, con estas palabras del Evangelio de San Juan (12, 24) se podría describir a Emilio. Como persona, siempre le recordaremos con esa sonrisa franca y sincera que acompañaba de un gesto cariñoso para todos; como maestro, supo transmitir a sus alumnos y compañeros el verdadero amor por la enseñanza, y como miembro activo de la parroquia, siempre puso su vida al servicio del Evangelio, de esa buena noticia que nos transmitió a tantos y que le hemos visto llevar a la práctica cuando la ocasión lo ha requerido. Verdaderamente fue un hombre que supo aprovechar los talentos que su Señor le encomendó.
Por todo esto, no queremos entristecernos, pues como decía San Pablo, “morir es con mucho lo mejor”, y Emilio ya se encuentra disfrutando en la presencia de Dios de la merecida recompensa a su carrera. Esperamos que el testimonio de vida que este hombre sencillo nos ha dejado, nos sirva para aprovechar más y mejor todo lo bueno que tenemos cada día y por lo que deberíamos sentirnos afortunados y dar gracias.
Riotinto ha dado a luz a muchos hijos ilustres por una u otra razón, sirvan estas líneas como sentido homenaje a todos los que con su presencia han conseguido o consiguen que este mundo sea un poquito mejor.
Junta Local PP.
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